“Tus pecados te son perdonados”

Vocaciones, oraciónLa cuaresma es un camino: nos conduce a la victoria de la misericordia sobre todo aquello que busca aplastarnos o rebajarnos a cualquier cosa que no sea digna de un hijo de Dios. La cuaresma es el camino de la esclavitud a la libertad, del sufrimiento a la alegría, de la muerte a la vida. El gesto de las cenizas, con el que nos ponemos en marcha, nos recuerda nuestra condición original: hemos sido tomados de la tierra, somos de barro. Sí, pero barro en las manos amorosas de Dios que sopló su espíritu de vida sobre cada uno de nosotros y lo quiere seguir haciendo; quiere seguir dándonos ese aliento de vida que nos salva de otro tipo de aliento: la asfixia sofocante provocada por nuestros egoísmos; asfixia sofocante generada por mezquinas ambiciones y silenciosas indiferencias, asfixia que ahoga el espíritu, reduce el horizonte y anestesia el palpitar del corazón. El aliento de la vida de Dios nos salva de esta asfixia que apaga nuestra fe, enfría nuestra caridad y cancela nuestra esperanza. Cuaresma es tiempo de memoria, es el tiempo de pensar y preguntarnos: ¿Qué sería de nosotros si Dios nos hubiese cerrado las puertas? ¿Qué sería de nosotros sin su misericordia que no se ha cansado de perdonarnos y nos dio siempre una oportunidad para volver a empezar? Cuaresma es el tiempo de preguntarnos: ¿Dónde estaríamos sin la ayuda de tantos rostros silenciosos que de mil maneras nos tendieron la mano y con acciones muy concretas nos devolvieron la esperanza y nos ayudaron a volver a empezar? Cuaresma es el tiempo para volver a respirar, es el tiempo para abrir el corazón al aliento del único capaz de transformar nuestro barro en humanidad. No es el tiempo de rasgar las vestiduras ante el mal que nos rodea sino de abrir espacio en nuestra vida para todo el bien que podemos generar, despojándonos de aquello que nos aísla, encierra y paraliza. Cuaresma es el tiempo de la compasión para decir con el salmista: «Devuélvenos Señor la alegría de la salvación, afiánzanos con espíritu generoso para que con nuestra vida proclamemos tu alabanza»; y nuestro barro —por la fuerza de tu aliento de vida— se convierta en «barro enamorado». (Cf. Homilía del Papa Francisco,miércoles de ceniza 2017) 

 ORACIÓN DESDE LA PALABRA DE DIOS  

-Texto Bíblico: Mc 2, 1-12
Cuando a los pocos días volvió Jesús a Cafarnaúm, … vinieron trayéndole un paralítico, como no podían presentárselo por el gentío, levantaron la techumbre encima de donde él estaba, abrieron un boquete y descolgaron la camilla donde yacía el paralítico. Viendo Jesús la fe que tenían, le dice al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados». Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros: «¿Por qué habla este así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, sino solo uno, Dios?».Jesús se dio cuenta enseguida de lo que pensaban y les dijo: «¿Por qué pensáis eso?¿Qué es más fácil, decir al paralítico: “Tus pecados te son perdonados”, o decir: “¿Levántate, coge la camilla y echa a andar”? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados -dice al paralítico-: “Te digo: levántate, coge tu camilla y vete a tu casa”». Se levantó, cogió inmediatamente la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo: «Nunca hemos visto una cosa igual».  


- Pasos para la lectio divina.

1. Lectura y comprensión del texto: Nos lleva a preguntarnos sobre el conocimiento auténtico de su contenido ¿Qué dice el texto bíblico en sí? ¿Qué dice la Palabra? 

2. Meditación: Sentido del texto hoy para mí ¿Qué me dice, qué nos dice hoy el Señor a través de este texto bíblico? Dejo que el texto ilumine mi vida, la vida de la comunidad o de mi familia, la vida de la Iglesia en este momento. 

3. Oración: Orar el texto supone otra pregunta: ¿Qué le digo yo al Señor como respuesta a su Palabra? El corazón se abre a la alabanza de Dios, a la gratitud, implora y pide su ayuda, se abre a la conversión y al perdón, etc. 

4. Contemplación, compromiso: El corazón se centra en Dios. Con su misma mirada contemplo y juzgo mi propia vida y la realidad y me pregunto: ¿Quién eres, Señor? ¿Qué quieres que haga? 


 -Comentario: 
El episodio del evangelio tiene lugar en Cafarnaúm, en la casa de Pedro. Le traen a Jesús un “paralítico”. Se trata de un hombre anónimo y sin voz, hundido en la invalidez y pasividad total. No puede moverse por sí mismo. No tiene iniciativa alguna. Su mal es prototipo de la incapacidad para acercarse a Jesús. Si no hay alguien que le ayude, nunca se encontrará con él. En contraste, cuatro amigos del paralítico que lo quieren de verdad, se movilizan para acercarlo a Jesús. Saben que Jesús puede ser el comienzo de una vida nueva para su amigo. Todo comienza con una mirada de Jesús, que “ve” en el fondo de los esfuerzos de los amigos que traen al paralítico “la fe que tienen en él”. Jesús, sin que nadie le haya pedido nada, pronuncia esas palabras que pueden cambiar para siempre una vida: “Hijo, tus pecados te son perdonados”. Lo que está en la raíz de su mal, paralizando su vida y bloqueando su libertad, es el pecado. Por eso Jesús le ofrece su perdón gratis, de manera incondicional e inmediata. Se nos dice que había allí unos escribas, ellos estaban “sentados”. Ni les preocupa aquel enfermo ni tienen fe alguna en Jesús. Se sienten maestros y jueces, lo saben todo acerca de Dios y saben que Jesús “está blasfemando”. Ellos saben que para recibir el perdón de Dios es necesario subir al templo y ofrecer los sacrificios prescritos por la ley. Jesús intuye lo que piensan y no entra en discusiones teóricas sobre Dios que es amor y le impulsa a perdonar gratuitamente a los pecadores liberando su vida del pecado. Realizará ente sus ojos lo que, desde un punto de vista superficial, puede parecer más difícil. Curará al paralítico para que crean que su perdón no es una palabra vacía. Jesús da al paralítico tres órdenes: “Levántate”, ponte en pie, recupera tu dignidad, libérate de lo que paraliza tu vida. “Toma tu camilla”, enfréntate a la vida con fe nueva, no tengas miedo a cargar con tu pasado, estás perdonado. “Vete a tu casa”, aprende a convivir de manera creativa y responsable con los tuyos. Estás perdonado de tus pecados y curado de tu parálisis. El paralítico no dice nada, pero “se levanta, coge inmediatamente la camilla y sale a la vista de todos”. La gente queda admirada y da gloria Dios, que en Jesús ofrece continuamente su perdón. Ese perdón que nos puede poner en pie, liberarnos de lo que nos bloquea interiormente y devolvernos la alegría y la capacidad de comprometernos en hacer un mundo más fraterno, más sano y más digno del ser humano. ¿No podría ser este nuestro compromiso para esta cuaresma? (Cf. J.A. Pagola) 

ORACIÓN POR LAS VOCACIONES “AMOR DE DIOS” 
Vocaciones, oración, Amor de DiosPadre bueno, Jesús nos dijo:”La mies es mucha y los obreros pocos, rogad al Dueño de la mies para que envíe obreros a sus campos”. Y además afirmó: “Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, os lo concederá”. Confiados en esta palabra de Jesús y en tu bondad, te pedimos vocaciones para la Iglesia y para la Familia “Amor de Dios”, que se entreguen a la construcción del Reino desde la civilización del amor. Santa María, Virgen Inmaculada, protege con tu maternal intercesión a las familias y a las comunidades cristianas para que animen la vida de los niños y ayuden a los jóvenes a responder con generosidad a la llamada de Jesús, para manifestar el amor gratuito de Dios a los hombres. Amén. 


"Todo dolor, sacrificio, trabajo o alegría tiene una única razón que los sostiene: el amor de Dios." (J. Usera)

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