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Mostrando entradas de diciembre, 2018

“MARÍA CONSERVABA TODAS ESTAS COSAS, MEDITÁNDOLAS EN SU CORAZÓN”.

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El Adviento nos abre las puertas de un nuevo año litúrgico que se nos ofrece como novedad, oportunidad, nuevo comienzo. Nuestro caminar personal, familiar, social, histórico, es un caminar hacia delante, hacia lo mejor, hacia la superación constante, es un caminar que se nos abre lleno de posibilidades, porque Dios, que es novedad constante, lo impulsa desde dentro. El Adviento y la Navidad nos invitan a cuatro movimientos: Despertar para servir. En los tiempos en que vivimos es urgente estar despiertos, vigilantes, atentos, en vela. Si vamos por la vida dormidos, distraídos, inconscientes, no tendremos el gozo y la oportunidad de descubrir la novedad que se nos ofrece. No se trata de un esfuerzo titánico y voluntarista sino de esa forma de ser y de vivir que se transforma en movimiento cotidiano de apertura, de disponibilidad, de acogida, de espera paciente y activa, porque como decía Simone Weil: «los bienes más preciados no deben ser buscados, sino esperados» Escuchar para li