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Mostrando entradas de mayo, 2018

Mis ovejas escuchan mi voz.

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Queridos amigos de la dinámica congregacional de oración por las vocaciones, recibid un cordial saludo. Seguimos orando para que el Señor con su gran misericordia y la fuerza del Espíritu suscite en el corazón de muchos jóvenes el deseo de seguirle. Unidos en la oración. Los santos que ya han llegado a la presencia de Dios mantienen con nosotros lazos de amor y comunión. Lo atestigua el libro del Apocalipsis (6,9-10), cuando habla de los mártires que interceden Podemos decir que «estamos rodeados, guiados y conducidos por los amigos de Dios. No tengo que llevar yo solo lo que, en realidad, nunca podría soportar yo solo. La muchedumbre de los santos de Dios me protege, me sostiene y me conduce. En los procesos de beatificación y canonización se tienen en cuenta los signos de heroicidad en el ejercicio de las virtudes, la entrega de la vida en el martirio y también los casos en que se haya verificado un ofrecimiento de la propia vida por los demás, sostenido hasta la mu

"Vosotros sois testigos de esto".

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La Santa Sede publicó el día 9 de abril la exhortación apostólica de Papa Francisco Gaudete et Exsultate sobre la llamada a la santidad en el mundo actual. El objetivo del Papa, según se señala al inicio de la exhortación, es hacer resonar, una vez más, la llamada a la santidad, procurando encarnarla en el contexto actual con sus riesgos, desafíos y oportunidades. A continuación, podemos leer los tres primeros números de la exhortación: 1. «Alegraos y regocijaos» (Mt 5,12), dice Jesús a los que son perseguidos o humillados por su causa. El Señor lo pide todo, y lo que ofrece es la verdadera vida, la felicidad para la cual fuimos creados. Él nos quiere santos y no espera que nos conformemos con una existencia mediocre, aguada, licuada. En realidad, desde las primeras páginas de la Biblia está presente, de diversas maneras, el llamado a la santidad. Así se lo proponía el Señor a Abraham: «Camina en mi presencia y sé perfecto» (Gn 17,1). 2. No es de esperar aquí un tratado sobre la sant