“Se levantó y lo siguió”
Queridos amigos de la dinámica de oración por las vocaciones Amor de Dios, iniciamos este mes con la celebración de Todos los Santos. Su ejemplo nos anima a seguir a Jesús con prontitud y generosidad; confiando en él podremos llegar a la meta.
Unidos en la oración.

ORACIÓN DESDE LA PALABRA DE DIOS
-Texto Bíblico: Mc 2, 13-17
Jesús salió de nuevo a la orilla del mar; toda la gente acudía a él y les enseñaba. Al pasar vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dice: «Sígueme». Se levantó y lo siguió. Sucedió que, mientras estaba él sentado a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores se sentaban con Jesús y sus discípulos, pues eran ya muchos los que lo seguían. Los escribas de los fariseos, al ver que comía con pecadores y publicanos, decían a sus discípulos: «¿Por qué come con publicanos y pecadores?». Jesús lo oyó y les dijo: «No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores».
- Pasos para la lectio divina
1. Lectura y comprensión del texto: Nos lleva a preguntarnos sobre el conocimiento auténtico de su contenido ¿Qué dice el texto bíblico en sí? ¿Qué dice la Palabra?
2. Meditación: Sentido del texto hoy para mí ¿Qué me dice, qué nos dice hoy el Señor a través de este texto bíblico? Dejo que el texto ilumine mi vida, la vida de la comunidad o de mi familia, la vida de la Iglesia en este momento.
3. Oración: Orar el texto supone otra pregunta: ¿Qué le digo yo al Señor como respuesta a su Palabra? El corazón se abre a la alabanza de Dios, a la gratitud, implora y pide su ayuda, se abre a la conversión y al perdón, etc.
4. Contemplación, compromiso: El corazón se centra en Dios. Con su misma mirada contemplo y juzgo mi propia vida y la realidad y me pregunto: ¿Quién eres, Señor? ¿Qué quieres que haga?
- Comentario
“Jesús al pasar vio a Leví”. Seguramente Jesús ya lo había visto antes en su corazón, como sucedió con Natanael. En esta ocasión Jesús pasó y lo “vio”. Seguramente Leví también “vio” a Jesús. No sabemos si en su corazón intuía la llamada, pero también miró a Jesús a los ojos y esto hizo posible el “sígueme”. Leví no miró para otro lado, no bajó la vista. Miró a Jesús y de este cruce de miradas surgió el “sígueme”.
Jesús sabía quién era Leví y no lo pensó dos veces. Estaba “sentado en el despacho de impuestos”. No era alguien sin identidad para Jesús como tampoco era alguien muy recomendable para los demás.
Tres verbos seguidos: “sígueme”, “se levantó”, “lo siguió” No hubo espacio ni tiempo para la duda. ¿Acaso Leví sabía a dónde tenía que ir? Como una vez Abraham se puso en camino quizá detrás de un desconocido o de alguien de quien sólo había oído hablar por referencia. Pero algo lo había cautivado. La fuerza de su mirada le había tocado el corazón y desde entonces sintió que algo nuevo y grande estaba naciendo dentro de él. ¿Cómo no levantarse y seguirlo?
Pero algo singular. Después de ese “sígueme”, en realidad fue Jesús quien siguió a Leví, sí, hasta su casa. Jesús nos llama para que lo dejemos entrar en nuestra vida. Caminar con Jesús significa fiarnos plenamente de Él.
¡Qué curioso! Leví no pensó, al invitar a Jesús, que debía invitar allí a los amigos que estuvieran a la “altura” del visitante. Gente buena… Leví dejó que Jesús entrara en su mundo, sin aparentar. Como era. No pensó ni siquiera en preguntarles a sus discípulos, a quienes también dejó entrar, qué sería lo más conveniente para ese encuentro. También los discípulos entraron porque cuando entra Jesús en una vida, entra también la comunidad, entran sus amigos.
Todo transcurría en calma hasta que se oyó una pregunta y esta vez venía de los fariseos, quienes no se sintieron capaces de enfrentar a Jesús y se dirigieron a los discípulos. ¿Qué? ¿Es que come con los publicanos y pecadores? Y ya sabemos la respuesta. Se trata de la verdadera necesidad. Un sano no necesita un médico, un enfermo sí. Jesús mismo lo dice: “No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores». Sólo el pecador que se siente necesitado de la misericordia de Dios podrá escuchar su palabra “sígueme”. ¿En qué forma dejamos que Jesús entre en nuestra realidad tal cual es y le permitimos que, llamándonos nos salve? (Fidel Oñoro CJM)
ORACIÓN POR LAS VOCACIONES “AMOR DE DIOS”

"Los pueblos serán felices y dichosos si la benevolencia y el verdadero afecto estrechan sus corazones." (J. Usera)

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