BOLETÍN nº 59: "Comunión con la Trinidad"

En virtud del Bautismo nos convertimos en discípulos
misioneros. Cada uno de los bautizados es un agente evangelizador.
La nueva evangelización debe implicar un nuevo protagonismo de cada uno de los
bautizados. El Pueblo de Dios es un Pueblo discípulo -porque recibe la
fe- y misionero -porque transmite la fe-.Todos en la Iglesia somos
discípulos y lo somos siempre, por toda la vida; y todos somos misioneros, cada
uno en el puesto que el Señor le ha asignado.
Existe un vínculo indisoluble entre la dimensión mística
y la dimensión misionera de la vocación cristiana, ambas radicadas en el
Bautismo. Al recibir la fe y el bautismo, los cristianos acogemos la acción del
Espíritu Santo que lleva a confesar a Jesús como Hijo de Dios y a llamar a Dios
“Abba”, Padre. Todos los bautizados estamos llamados a vivir y transmitir la
comunión con la Trinidad, pues la evangelización es un llamado a la
participación de la comunión trinitaria. Nadie se salva solo. Somos
comunidad de creyentes, Pueblo de Dios y en esta comunidad experimentamos la
belleza de compartir, la experiencia de un amor que nos precede a todos, pero
que al mismo tiempo nos pide ser «canales» de la gracia los unos para los
otros. La dimensión comunitaria no es sólo un «marco», un «contorno», sino que
es parte integrante de la vida cristiana, del testimonio y de la
evangelización. La fe cristiana nace y vive en la Iglesia, y en el Bautismo
se celebra la incorporación de un nuevo
miembro a Cristo y a su Cuerpo. (cf. Papa Francisco,
Audiencia general 15 /01/ 2014)
ORACIÓN
DESDE LA PALABRA DE DIOS
-
Texto Bíblico: 2 Cor 13,11-13

-
Pasos para la lectio
divina
1.
Lectura y comprensión del texto: Nos lleva a preguntarnos sobre el
conocimiento auténtico de su contenido ¿Qué dice el texto bíblico en sí? ¿Qué
dice la Palabra?
2.
Meditación: Sentido del texto hoy para mí ¿Qué me dice, qué nos dice hoy
el Señor a través de este texto bíblico? Dejo
que el texto ilumine mi vida, la vida de la comunidad o de mi familia, la vida
de la Iglesia en este momento.
3.
Oración: Orar el texto supone otra pregunta: ¿Qué le digo yo al Señor
como respuesta a su Palabra? El corazón se abre a la alabanza de Dios, a la
gratitud, implora y pide su ayuda, se abre a la conversión y al perdón, etc.
4.
Contemplación, compromiso: El corazón se centra en Dios. Con su misma mirada
contemplo y juzgo mi propia vida y la realidad y me pregunto: ¿Quién eres,
Señor? ¿Qué quieres que haga?
- Comentario
El texto corresponde a la conclusión de la
segunda carta a los Corintios, que tiene muchas semejanzas con las conclusiones
de otras cartas paulinas. Pero este saludo hace referencia
a la Iglesia de Corinto,
marcada por las divisiones internas y el cuestionamiento que algunos hacen del
ministerio de Pablo.
¡Alegraos! La alegría, fruto de la fe en Jesucristo, aparece en otros pasajes de las
cartas paulinas. Al principio (1,24) ha dicho de los apóstoles
que «colaboramos con vuestra alegría» (causada por Dios). La alegría es alegría
en Cristo (Flp 3,1), nace del ser en Cristo. Por esto es esencial al ser cristiano. Es
expresión y efecto de la salvación. Por eso, junto con la alegría, Pablo les
desea el don de la salvación.
Entre los
saludos finales se encuentra el saludo y el deseo de la "paz". Aquí tiene una
intención y un significado especial, dada la situación de la comunidad: va referido a las
luchas y divisiones internas en la comunidad corintia. El saludo se ratifica
con la promesa de que el Dios de la paz y del amor habitará entre ellos. Finalmente Pablo invita al "beso santo
ritual", típico de las primeras comunidades. Es un gesto que hace visible
la comunión profunda entre los miembros de la comunidad.
La gracia del Señor, el amor
de Dios y la comunión del Espíritu.
La exhortación a
la comunión, a la alegría, a la consecución de la paz se fundamenta en su fe en
la Trinidad Santa. La presencia trinitaria llena a la comunidad de alegría,
ánimo, paz, reconciliación. La comunidad tiene en la Santa Trinidad su fuente y
su modelo. La referencia a
la Trinidad nos habla de su importancia en la vida del cristiano. Y ello
aparece más claro al profundizar sobre las tres palabras vinculadas a "los
tres" de la Trinidad: Gracia, Amor y Comunión son otros nombres de
la Trinidad. Jesús es regalo, gracia de Dios. El Padre es Amor primordial y
primero. El Espíritu es Comunión, unidad de los diferentes. Las personas divinas no son algo lejano y
abstracto, misterioso o irracional, sino seres que se comunican y que
establecen relación con el ser humano, que le hacen vivir de otro modo. Lo principal
para el cristiano es la experiencia de sentirse amado y unido con el Dios Uno y
Trino. Ese Dios nos ama, se entrega a nosotros y nos une con Él. Nada menos.
Nuestro Dios es
Padre-Hijo-Espíritu, es Trinidad. Pero Trinidad en-amor. Este Dios no dios solitario. Descubrir este
Misterio es la clave del cristianismo. Ser cristiano es abrirse a la comunión,
al amor. Salir del aislamiento. Entrar en el misterio crucificado de la
entrega.
ORACIÓN
POR LAS VOCACIONES “AMOR DE DIOS”

Confiados en esta palabra de Jesús y en tu bondad, te
pedimos vocaciones para la Iglesia y para la Familia “Amor de Dios”, que se
entreguen a la construcción del Reino desde la civilización del amor.
Santa María, Virgen Inmaculada, protege con tu
maternal intercesión a las familias y a las comunidades cristianas para que
animen la vida de los niños y ayuden a los jóvenes a responder con generosidad
a la llamada de Jesús, para manifestar el amor gratuito de Dios a los hombres.
Amén.
«Para ser discípulo de Jesús
es preciso estar dentro de aquel cuerpo místico en el cual depositó Jesús todos
los Sacramentos, todas las gracias para nuestra salvación … Es necesario creer
por el gran motivo de un Dios que nos habla por medio de su Iglesia.» (J.
Usera)
Comentarios
Publicar un comentario